Outside the gate: el hijo bastardo de Killing Joke

killing joke outside the gate

Casi todas las bandas de trayectoria estable en el tiempo y de importancia e influencia más o menos consensuada por público y crítica tienen discos concretos que, o bien enfrentan posiciones antagónicas entre defensores y detractores, o bien son directamente denostados y arrojados al agujero de la infamia. Mientras, los “conocedores” imparten (¿impartimos?) juicios de valor sin tener en cuenta las circunstancias -siempre las circunstancias- que acompañaron la publicación del álbum en cuestión. Outside the gate (1988) cumple sin duda este papel de hijo bastardo difícil de reconocer en la carrera de los titanes británicos del postpunk Killing Joke. Las razones para ello son de lo más variadas. La primera, y seguramente la menos importante en perspectiva, es la paupérrima acogida que tuvo entre la crítica de la época. Los medios vapulearon el disco, tildándolo de “desastre”, de “pesado e inconcluso” y se hicieron eco en general de la pretenciosidad del álbum, cosa difícilmente rebatible, por otro lado.

Las malas críticas se vieron refrendadas por las pobres ventas. Apenas llegó a un más que discreto puesto 92 en el UK Albums chart, desapareciendo de la lista solo una semana después de su publicación. Un estrepitoso fracaso financiero que desembocó en la poco amigable salida del grupo de EG records, su sello de toda la vida, poco más tarde. El grupo había pasado en apenas tres años de saborear algo parecido al éxito masivo con Nightime (1985) y su imperecedero single “Love Like Blood”, seguido de un más que digno ejemplo de energético new wave como es Brighter than a thousand suns (1986), a perecer miserablemente envueltos en cuitas que tenían más que ver con el ego que con lo musical. Todo ello afectó a la dimensión artística del grupo y supuso la razón principal de que Outside the gate se convirtiera desde un primer momento en un dolor de cabeza para todos los implicados.

El origen de la discordia

Este álbum, y esta es la raíz de todo mal, no fue concebido como un disco de Killing Joke, sino como un trabajo en solitario del frontman Jaz Coleman. EG Records, en su afán por ver repetidos los éxitos de los álbumes precedentes, instó -obligó más bien- a publicarlo como un disco de la banda al completo. Coleman ansiaba volcar sus intereses y conocimientos adquiridos sobre filosofía oriental, ocultismo, composición clásica, cábala o historia antigua en una obra que le perteneciera enteramente. Contaría para ello con el line up de Killing Joke para la grabación. Paul Raven grabaría el bajo y Paul Ferguson (Big Paul) las baterías, no permitiéndoseles participar en la composición, tarea que realizó Coleman con la ayuda de Geordie Walker, que también se encargaría de las seis cuerdas.

Cuando EG Records, dado el gran gasto que estaba suponiendo la grabación, transformó de manera unilateral Outside the gate en un disco de Killing Joke, Raven y Ferguson montaron en cólera y en las sesiones de grabación reinó la tensión. Ferguson lo cuenta así en una entrevista en Louder than war: “Cuando fui a grabar las baterías con Geordie, aparecieron las discrepancias personales y la hostilidad reinó en el estudio. No pude escuchar los teclados de Jaz mientras grababa mis baterías y además el click de la batería (el metrónomo) se perdió, por lo que tuve que arreglármelas solo con las guitarras, con las que mis baterías tenían todo el sentido. Desafortunadamente, cuando los teclados se trajeron de nuevo, el timing de mis baterías no tenía nada que ver. Mi respuesta fue: «regraba los teclados». La respuesta de Jaz fue: «consigamos un nuevo batería»”.

killing joke

Dicho y hecho. Jaz contrataría los servicios de Jimmy Copley, un batería de técnica impecable que haría el trabajo que Ferguson no pudo o no le dejaron realizar. El estilo de Copley era diametralmente opuesto al de Big Paul, más propio de un disco de prog que de un álbum de KJ. Según Coleman, Ferguson no supo interpretar las composiciones de Outside the Gate y por ello tuvo que prescindir de él. Por el contrario, mi opinión es que si las composiciones no se adaptaban a las peculiaridades estilísticas de Ferguson (los grandes desarrollos tribales y su letal y desmedida potencia) esas canciones no merecían llevar el nombre de Killing Joke. Hasta ese momento, Big Paul había sido tan importante para el sonido del grupo como las etéreas y punzantes guitarras de Geordie o las hipnotizantes voces de Coleman. El desaire de Jaz supuso tal humillación que Ferguson terminó por abandonar la banda poco más tarde. No volvería a participar en un disco de Killing Joke hasta el siglo XX.

Cábala y megalomanía

Outside the gate es, como destacaba antes, un proyecto personal de Jaz que nunca debió publicarse bajo el nombre de Killing Joke. Coleman, como el investigador de lo oculto en el que se había convertido con el paso de los años (alguno diría que era un simple diletante), no iba a dejar que nada se interpusiera en la que era su obsesión del momento. Outside the gate era una declaración al mundo concebido desde una particular perspectiva mágica. Jaz se basó a la hora de grabarlo y componerlo en la Gematria, un sistema numerológico proveniente de la cábala cuyo fin es liberar fuerzas espirituales ocultas. Así, su creciente megalomanía no le permitió a Jaz prever el topetazo que iba a suponer el disco.

El que sí lo supo ver fue el bajista Paul Raven, que grabó las partes de bajo del álbum pero decidió no aparecer en los créditos del mismo. Raven niega categóricamente que las baterías de Big Paul no fueran válidas. “Ellos (Jaz y Geordie) querían a Ferguson fuera pero seguían contando conmigo. Me llamaron, vi que estaba en minoría, fui al estudio en Berlín y grabé mis partes al bajo. Después, por supuesto, “tumbaron” las baterías de Paul diciendo que no eran lo suficientemente buenas. Conozco a Paul y cuando hace algo lo hace bien. Si las baterías no hubieran estado bien, se habría quedado hasta que lo estuvieran. Para mí nunca se le ha igualado como batería”, declaraba a Melody Maker en una entrevista de 1988. A pesar de todo, Raven grabaría con Killing Joke el inconmensurable Extremities, Dirt and Various Repressed Emotions (1990).

Irregularidad sin mesura

Con este inestable bagaje viciando el ambiente, el irregular aunque previsible resultado musical de Outside the gate no ayudó a amansar las aguas. Lo único realmente reconocible en el disco es la voz de Coleman, todo lo demás en él no es merecedor de llevar el nombre de Killing Joke, no por falta de calidad sino por el contraste que suponía respecto a su obra anterior. De hecho, si el disco se hubiera publicado bajo otro nombre tal vez sería percibido de otro modo. Sin las baterías de Ferguson y con el secundario papel jugado por el contrariado Raven, era de suponer que las guitarras de Geordie tendrían un papel preponderante. No fue el caso. Las cuerdas de Walker se ven ahogadas por los barrocos arreglos de teclados de Jaz, aquellos que supondrían indirectamente el fin de la primera etapa de Paul Ferguson en el grupo que fundó. En un extraño movimiento, Geordie aceptó sin rechistar que las obsesiones del vocalista lo relegaran a un segundo plano. Su siempre enigmática actitud no ha ayudado, al menos que yo sepa, a esclarecer las razones por las que asumió una labor tan poco edificante.

Outside the gate es un disco recargado e irregular y en él se alternan, a veces sin aparente sentido, cortes más que dignos con fragmentos en los que Jaz se emborracha de sí mismo, llegando a recordar a los Queen más estomagantes -aunque estomagante y Queen suelen ser sinónimos-. Tampoco se puede pasar por alto el sonrojante rapeo con el que Jaz nos deleita en Stay one jump ahead. En cualquier caso, no está de más analizar algunos de los cortes más destacables, para bien y para mal, del disco.

El single elegido fue “America”, que pasó con más pena que gloria por los charts de la época, como hemos visto. Se puede decir que es una canción típica de la época new wave de KJ que se ve deslucida por la estridencia de los teclados, unas letras de crítica política demasiado evidentes, en el ya citado papel secundario de Geordie y en un videoclip que roza el esperpento.

El segundo corte y también segundo single fue “My love of this land”. En él ya se vislumbran algunas de las características que hacen de este disco una peculiaridad en la carrera de los británicos. La base rítmica es cambiante y sincopada y recuerda ligeramente a lo que en aquella década bandas prog en horas artísticamente bajas como Genesis o Yes estaban haciendo. Unos etéreos y melancólicos sintetizadores dominan la escena y bailan con los acertados arpegios de Geordie.

“Unto the ends of the earth”, “The calling”, “Outside the gate” o “Tihuanaco” de nuevo lindan con el prog de la época. La sincopada batería de Copley llama poderosamente la atención. No es Big Paul y su estilo no casa con la música de Killing Joke, pero su destreza queda fuera de toda duda. Los arreglos orquestales de Jaz dotan al conjunto de una épica que algunos llamarían ampulosidad innecesaria. Por mi parte he aprendido a valorarlos, aunque reconozco su naturaleza excesiva que por ejemplo en “The calling” se desata. Cabe destacar el uso de acertados sampleos electrónicos, algo que se desarrollaría en la posterior etapa industrial del grupo y se convertiría en una constante en el resto de su discografía.

La aludida pretenciosidad que impregna Outside the gate condenó a Jaz Coleman ante la crítica, además de su total y absoluta falta de delicadeza en lo concerniente a su compañero y amigo Paul Ferguson. No soy de los que piensa que todo ocurre por una razón -eso lo dejo para los acólitos de ciertas cursiladas new age-, pero lo que sí tengo claro es que sin Outside the gate y todo lo que supuso (el fin de la relación de la banda con EG Records y el consiguiente desencanto con la industria, las malas críticas, la marcha de Big Paul, etc), la obra posterior del grupo sería muy diferente y no disfrutaríamos de la furiosa fuerza de la naturaleza en la que se transformaron. Por todo ello, tal vez los seguidores de Killing Joke debamos algo a este hijo deforme e incómodo que fue Outside the gate.