Gravelbed: un viaje sin retorno al abismo industrial

Formados por Pedro Blackearth y Juantxu Domenech (Mutilated Judge), los vascos Gravelbed acaban de publicar ‘Dead Future’, un disco impactante por su sonido industrial, por la calidad y personalidad de las composiciones, por sus ilustres colaboradores (Marco Serrato de Orthodox, Dave Cochrane de Head of David o Kurt Gluck de Submerged, entre otros) y por lo vívido de las imágenes que propone. El industrial, el dub, la electrónica experimental y algunos sonidos cercanos al metal se combinan en un álbum que nos traslada a paisajes ásperos y yermos. Aprovechando que el inminente 16 de junio visitan el también áspero y yermo secarral madrileño -que no os engañen las recientes lluvias- junto a IGOR, hablamos con Pedro Blackearth, vocalista y letrista del dúo.

¿Cómo surgió Gravelbed?¿Cuáles fueron vuestros primeros pasos como banda?

Pedro Blackearth: Después de conocer a Juan cuando entrevisté a Mutilated Judge (su banda principal) en mi programa de radio, comencé a mover en mis redes los saraos que él organizaba. De ahí empecé a fusionar mi aniversario de radio con el Bilbao Deathfest que Juan organizaba junto a Antón, su compañero en Mutilated Judge (ambos son también Brutal Arratia, la promotora detrás del primer BDF).

Para cuando me quise dar cuenta, era parte del festival y su “chófer oficial” en las giras cortas que hacían. Muchas horas compartidas, muchas conversaciones, y Juan no daba crédito de que yo no tuviera un grupo o que no lo hubiera intentado, así que lanzó la caña diciéndome que a ver si me apetecía hacer un grupo entre Godflesh y Scorn (mis debilidades); caí en la trampa y el resto es historia. Nuestros primeros pasos fueron grabar las voces a trozos y como pudimos en el estudio de Juan desde cero, ya que yo nunca había grabado nada más allá de mis programas. Su magia hizo el resto. Luego vino el bicho y tuvimos que adaptarnos, usando el mundo digital para seguir haciendo cosas desde la distancia, porque vivimos a 40km el uno del otro.

Me consta, corrígeme si me equivoco, que nunca habías actuado en directo ni formado parte de una banda. ¿Qué te hizo dar el paso?

He cantado canciones sueltas en conciertos de amigos, pero más que nada por amistad de ellos hacia mi. Francamente, si no hubiera sido por la capacidad de Juan de pensar que todo es posible, ni me lo habría planteado, pero se le veía tan seguro de sí mismo, de que podría salir adelante, que me dejé llevar y tres años después aquí seguimos. Juan siempre dice que cada vez que hablamos de cualquier cosa nueva respecto a Gravelbed, yo paso por las cinco etapas del duelo y que me cierro en la negación, hasta que al final no me quedan argumentos en contra de su idea. Así fue al empezar, menos mal que dije que sí. Imagino que con el tiempo me he ido haciendo a la idea sin darme cuenta.

 

Hace unos meses realizasteis una más que respetable gira con Submerged, uno de los alter ego musicales de Kurt Gluck, responsable además de proyectos como The Blood of Heroes y cabeza pensante detrás del sello Ohm Resistance. ¿Cómo empezó vuestra relación con Kurt? ¿Cómo surgió la posibilidad de montar la gira?

Otra vez, fue idea de Juan, que cuando vio que yo le conocía y, una vez le convencimos de que masterizara nuestro nuevo disco, se planteó una minigira por Euskal Herria. En estas, Kurt se vino arriba y quiso ampliarla por su cuenta. Al ver esto, Juan se vino aún más arriba y le convenció, a través de mí, de que podíamos girar juntos por la península. La verdad es que ha sido alucinante y Kurt, además de ser un gentleman, se ha mostrado muy agradecido porque llevaba tiempo sin tocar en directo tan de seguido. Con el historial que tiene (Bill Laswell, John Zorn, JK Broadrick, Mick Harris) te puedes imaginar qué puto orgullo ha sido compartir escenario con él.

Hablábamos hace un tiempo de cómo ciertos géneros -dubstep, drum and bass- llevaban bastante tiempo siendo ignorados por estos lares. ¿Ves algún cambio de corriente después de la gira con Submerged? ¿Cuál fue la reacción, tanto cualitativa como cuantitativa, de la gente durante los conciertos?

Creo que en general muchos géneros de los 90 están volviendo a ser reclamados (incluido el terrible chandal Metal), por lo que es normal que ahora a la gente le esté apeteciendo catar los géneros que mencionas. En cuanto a estos lares, el industrial tuvo y tiene sus representantes (Esplendor Geométrico, por ejemplo, o Gutural en Euskal Herria) pero siempre ha sido desde el mundo del grupo de culto y minoritario. La electrónica en general sigue estando muy poco valorada a nivel más popular, por lo que todavía queda mucho camino que recorrer. No digamos la experimental, que sigue estando presente de manera marginal. Respecto a nosotros, no creo que esa corriente haya cambiado por nuestra gira. Nosotros no somos, ni de lejos, exponentes, simplemente hacemos lo que queremos hacer como nos sale.

En cuanto a la respuesta del público, las personas que vinieron a los conciertos lo pasaron en grande y algunos repitieron cuando les fue posible, lo que me alegra infinitamente. Pero sigue siendo un mundo muy minoritario. Desde luego, si nosotros hacemos algo por abrir las mentes de los aficionados, me doy con un canto en los dientes. El caso de que Kurt no hubiera girado nunca por España muestra que de primeras no somos un destino preferido para la electrónica experimental, aunque sea de géneros tan relativamente accesibles como el drum and bass o el dubstep, que curiosamente ya no son tan populares en el Reino Unido, su lugar de origen, más allá del ocasional revival propio del SXXI.

Hablábamos hace un tiempo de cómo ciertos géneros -dubstep, drum and bass- llevaban bastante tiempo siendo ignorados por estos lares. ¿Ves algún cambio de corriente después de la gira con Submerged? ¿Cuál fue la reacción, tanto cualitativa como cuantitativa, de la gente durante los conciertos?

Creo que en general muchos géneros de los 90 están volviendo a ser reclamados (incluido el terrible chandal Metal) por lo que es normal que ahora a la gente le esté apeteciendo catar los que mencionas. En cuanto a estos lares, el industrial tuvo y tiene sus representantes (Esplendor Geométrico por ejemplo o Gutural en Euskal Herria) pero siempre ha sido desde el mundo del grupo de culto y minoritario. La electrónica en general sigue estando muy poco valorada a nivel más popular, por lo que todavía queda mucho camino que recorrer. No digamos la experimental que sigue estando presente de manera marginal. Respecto a nosotros, no creo que esa corriente haya cambiado por nuestra gira. Nosotros no somos, ni de lejos, exponentes, simplemente, hacemos lo que queremos hacer como nos sale.

En cuanto a la respuesta, las personas que vinieron a los conciertos lo pasaron en grande y algunos repitieron cuando les fue posible, lo que me alegra infinitamente. Pero sigue siendo un mundo muy minoritario. Desde luego, si nosotros hacemos algo por abrir las mentes de los aficionados, me doy con un canto en los dientes. El caso de que Kurt no hubiera girado nunca por España muestra que de primeras no somos un destino preferido para la electrónica experimental, aunque sea de géneros tan relativamente accesibles como el Drum And Bass o el Dubstep, que curiosamente ya no son tan populares en el Reino Unido, su lugar de origen (más allá del ocasional revival propio del SXXI).

 

 

Todo en Gravelbed, la música, las letras, los samplers, el artwork, nos dibuja un paisaje desolado y gris; distópico sería el manido término con el que os describiría un pseudoperiodista vago como yo. ¿En qué os fijáis para crear vuestra, llamémosla, “experiencia estética”?

La portada de ‘Dead Future’ la diseñó Raul Lobo Baroja, un diseñador, escultor y pintor amigo mío que leyó a la perfección esas ideas que tú expones. En lanzamientos anteriores ha sido una combinación de fotos minimalistas pasadas por las hábiles manos de Juan, que tiene una intuición exquisita para expresar lo que mis letras dicen, aunque no participe en su elaboración. En cuanto su contenido, son muy personales; una exageración de la desesperanza que tengo en el ser humano y en mí mismo como parte de esa experiencia. Básicamente, lo que este grupo me ha ofrecido es permitir exteriorizar mis más oscuros pensamientos. Salvo 309, que es una oda a Lyudmila Pavlichenko.

 

Os estrenáis en Madrid el próximo 16 de junio junto a Igor. ¿Qué podemos esperar de Gravelbed en directo? ¿Un show salvaje y ruidista o algo más “refinado” como en el disco?

Pues, a juzgar por el último concierto, más bien la primera opción (risas), pero la verdad es que la idea es que sea un híbrido entre la tendencia de Juan a abusar de su sinte conectado a varios pedales de distorsión y algo más texturizado y matizado. Si añades a eso mi voz con toneladas de reverb, tendrás una idea aproximada del resultado. El sonido de nuestro directo está en constante evolución, así que cada vez que salimos es posible que se pueda apreciar un matiz diferente.

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