Butch Vig y Duke Erikson, la vida antes de Garbage

La figura de Butch Vig es conocida universalmente en el mundo de la música. La publicación de Nevermind, de Nirvana, a principios de la década de los 90, fue un acontecimiento que sacudió los cimientos de la industria discográfica, trayendo a la primera plana de todos los medios  de comunicación el fenómeno conocido como grunge. Butch Vig fue el hombre a los mandos de la producción, y el incontestable éxito de Nevermind le convirtió en uno de los hombres más respetados de la industria musical mundial. 

Es discutible que el sonido de Nevermind sea el más adecuado para una banda de raíces eminentemente punk como Nirvana, pero lo que no se puede negar es que el trabajo de Vig contribuyó de forma totalmente decisiva a que la banda de Kurt Cobain alcanzase relevancia a nivel global. Unos pocos años después, Vig, junto a antiguos amigos como Steve Marker o Duke Erikson, y apoyado en el talento vocal y en la impresionante presencia escénica de Shirley Manson, formó Garbage, banda todavía en activo y que tuvo su momento de gloria en la segunda mitad de los 90, cuando su disco homónimo de debut (publicado en 1995) y su sucesor, Version 2.0 (1998), granjearon a sus autores un notable éxito tanto de crítica como de público.

Pero antes de Garbage y de Nevermind, tanto Vig como Erikson contaban ya con cierta trayectoria a sus espaldas. La carrera de Vig como productor es notable y bien documentada, habiendo trabajado en repetidas ocasiones con bandas como Killdozer, Sonic Youth, Smashing Pumpkins o Tad y, en años recientes, con formaciones tan exitosas como Green Day o Foo Fighters. Su carrera como músico junto al mencionado Erikson es, no obstante, mucho menos conocida para el gran público.

Spooner

Spooner se formaron a mediados de la década de los 70 en Madison, Wisconsin, iniciando su andadura como trío con Doug “Duke” Erikson a los teclados, Bob Olsen a las guitarras y Dave Benton a medio camino entre la guitarra y el bajo, repartiéndose las tareas vocales entre los tres. A lo largo de 1975 tendrían lugar varios cambios de formación que darían con Olsen fuera del grupo y con la entrada de Butch Vig a las baquetas y de Bill Roberts a la guitarra. Llegando a 1978, finalmente, la formación de la banda quedaría consolidada con los mencionados Benton, Vig y Erikson (que se pasaría a la guitarra y se quedaría con el rol de vocalista principal), a los que se sumarían Joel Tappero al bajo y Jeff Walker a los teclados.

Con esa formación es con la que llegarían a su debut discográfico, un magnífico EP de cuatro canciones titulado Cruel school, editado en 1979, en el que darían rienda suelta a un elegantísimo power pop, de sencillas pero efectivas melodías, estribillos pegadizos y armonías vocales deudoras de la mejor tradición del folk-rock norteamericano.

Spooner – Working Girl

La brillante tendencia inaugurada con Cruel school se mantendría un año después con la edición, en formato de single, de Where you gonna run?/You’re the lucky one, piezas con las que seguirían el camino trazado por su primer trabajo. En este periodo, anterior todavía a la publicación de su primer larga duración, su popularidad a nivel local fue creciendo de forma lenta pero segura, llegando a abrir para bandas del calibre de Cheap Trick o The Police.

Spooner – You’re the lucky one

Ese camino conduciría a la publicación, en 1982, de su primer trabajo de estudio, de título Every corner dance. Con una producción algo más cuidada y con mayor presencia de unos teclados que no han envejecido demasiado bien, Every corner dance supone un trabajo sólido, pero por debajo de Cruel school. Cortes como “Will you remember me?”, “Every corner dance” o “The way the stories go” se cuentan entre las mejores piezas producidas por la banda, pero no todo el álbum raya al mismo nivel y, a nivel de sonido, el cuidado en la producción provoca que se pierda algo de la fuerza y espontaneidad de sus trabajos anteriores en beneficio de una onda más decididamente new wave. Este hecho resulta especialmente apreciable en “Member of the family”, corte también presente en el EP de debut, y cuya versión aquí incluida palidece en comparación con la original.

Spooner – Will you remember me?

Tres años más tarde, Spooner publicaría su segundo disco de estudio, de título Wildest dreams. En él, por primera vez, la banda optó por autoproducirse, dejando de contar con la ayuda de Gary Klebe (de los Shoes), que había estado a los mandos de la producción en sus anteriores trabajos. No puede decirse, en ningún caso, que Wildest dreams sea un mal trabajo, pero en este punto la banda empieza a pecar de falta de evolución, ya que si bien la producción, partiendo de unos cánones ochentero, resulta impecable (con unos teclados implementados con mucho más gusto que en Every corner dance), el álbum en conjunto resulta un tanto redundante y, de nuevo, alejado de la frescura y fuerza del EP de debut.

Spooner – Again and again (Looks like rain)

Al año siguiente, en 1986, Spooner publicaría todavía un nuevo single que funcionaría a modo de despedida provisional, poco antes de que Vig y Erikson, junto a Phil Davis (guitarra y voz) y Tom LaVarda (bajo), formasen otra banda, de estética e intenciones bastante similares, llamada Fire Town.

Fire Town

Con un contrato discográfico con la multinacional Atlantic Records bajo el brazo, Fire Town publicó In the heart of the heart country, disco de debut de la nueva formación, en 1987. Musicalmente hablando, la principal novedad la supone la menor presencia de los teclados en beneficio de unas guitarras acústicas mucho más preponderantes que en Spooner, acercando algo más a la formación a sus raíces folk. El álbum no supone, en cualquier caso, un cambio estilístico demasiado marcado, pero las novedades se agradecen y el resultado funciona bastante bien, suponiendo una evidente mejora en comparación con Wildest dreams. El apoyo por parte de una multinacional no supuso, en cambio, una diferencia demasiado grande a la hora de alcanzar un estrellato que sin duda buscaban, y la relevancia de la nueva formación continuó estando restringida al ámbito de su Wisconsin natal, sin conseguir alcanzar mayores cotas de popularidad en el contexto nacional o internacional.

Fire Town – Heart country

Dos años más tarde, y todavía de la mano de Atlantic, Fire Town publicaría su segundo y último trabajo discográfico, titulado The good life. La canción que da título al álbum es, sin duda, uno de los hitos de la corta trayectoria de la banda, y el disco en general funciona de manera notable, suponiendo una más que digna continuación de In the heart of the heart country. Su repercusión a nivel de ventas, a pesar de todo, no fue mayor a la de otros trabajos de nuestro dúo protagonista, y ello acabó desembocando en la disolución definitiva de la banda en el mismo año 1989.

Fire Town – The good life

La separación de Fire Town fue aprovechada por Vig y Erikson para reformar Spooner y editar el que a la postre acabaría resultando el último disco de estudio publicado por la banda, titulado The fugitive dance, en el que incluirían las dos piezas grabadas para el single editado en 1986 y en el que, además, actuaría como ingeniero de sonido Steve Marker, también futuro integrante de Garbage.

The fugitive dance supone la primera modificación sustancial del sonido de Spooner desde Every corner dance, lo que por otro lado resulta lógico teniendo en cuenta el paréntesis protagonizado por Fire Room. Con los primeros tres cortes del disco da la impresión de que el cambio de década ha servido para dejar de lado algunos de los vicios de producción tan típicos de la década de los ochenta, con unas composiciones, además, que dan la sensación de estar más trabajadas y reposadas. No obstante, el disco baja el nivel notablemente a partir de ahí (la cuarta canción, que da título al disco, es bastante horrible, de hecho), dando lugar a un resultado muy irregular, con tres cortes iniciales que se encuentran entre lo mejor que la banda grabó a lo largo de toda su trayectoria, pero con una sucesión posterior de temas que oscilan entre el nivel de los primeros cortes (muy destacable “Like a vagabond”, por ejemplo) y lo francamente olvidable.

Spooner – Dream my life away

Fue muy poco tiempo después cuando Vig acabó por convertirse en uno de los nombres más relevantes de la industria discográfica norteamericana tras la publicación de Nevermind en septiembre de 1991. En verano de ese mismo año Spooner continuaban todavía en activo, como atestigua la grabación en directo (grabada en 1991 pero publicada en 2013 en el Bandcamp oficial de la banda) de título Live at the terrace, en la que presentan un setlist integrado por canciones de sus tres álbumes de estudio (con prevalencia del último), a las que se añaden unas cuantas composiciones no incluidas previamente en ningún trabajo discográfico. La calidad de la grabación no es perfecta, pero se agradece, en cualquier caso, tal y como ocurre con muchísimas bandas de la época, escuchar las mismas canciones con menos trabajo de estudio. Y es que, a pesar de contar con reputados productores entre sus componentes, Spooner y Fire Town no son ajenos a una tendencia tristemente muy habitual en el pop de los ochenta: el hecho de que sus discos serían mucho mejores con un trabajo de producción distinto.

Solo unos pocos meses después de la publicación de Live at the terrace, y también de forma exclusiva en el Bandcamp de la banda, saldría a la luz el recopilatorio Hindsight. En él se incluyen cinco de las seis canciones que integran sus dos primeros trabajos (el EP Cruel school y el single Where you gonna run?/You’re the lucky one) junto a una sucesión de demos, canciones para bandas sonoras, piezas incluidas en recopilatorios, o tomas alternativas, disponibles todas por vez primera en formato digital. 

La mayor parte de los cortes incluidos en Hindsight (doce de los veinte, si las cuentas no me fallan) están grabados entre 1979 y 1981 y se corresponden con la primera y más interesante etapa de la banda. Además, ninguno de sus tres álbumes de estudio está disponible de forma oficial en ninguna plataforma digital (sí lo están los discos de Fire Town tanto en Spotify como en YouTube), ni tampoco aparecen en el propio perfil de Bandcamp del grupo. Por lo tanto, este último recopilatorio, aparecido en 2013 y complementado por Live at the terrace, es, posiblemente, la mejor y más accesible forma de adentrarse en la obra de Vig y Erikson anterior a su éxito con Garbage.

Poco tiempo después de la grabación de Live at the terrace, la formación acabó por disolverse de forma definitiva, y el éxito alcanzado por Vig y Erikson con los mencionados Garbage (con los que han continuado girando y grabando, con resultados desiguales, hasta la actualidad), hizo que tanto Spooner como Fire Town cayeran rápidamente en un olvido del que he pretendido sacarles con este texto. 

Resulta evidente, analizando la trayectoria de ambas formaciones, que se pasaron toda la década de los ochenta moldeando su sonido en busca de una relevancia que nunca consiguieron. La evolución de su propuesta va en consonancia con la evolución de las corrientes mayoritarias de la época, y se trata de bandas que son claramente hijas de su tiempo, con un gusto evidente por los estribillos coreables y con un sonido, indisociable de la década de los ochenta, que no ha envejecido todo lo bien que sería deseable. Probablemente la única excepción a este hecho la supongan, como ya se ha comentado, las grabaciones anteriores a Every corner dance, recopiladas casi en su totalidad en Hindsight, en las que el menor nivel de trabajo de estudio y la mayor espontaneidad dan lugar a un resultado más orgánico y natural que, irónicamente, ha aguantado bastante mejor los embates del paso del tiempo. Cuánto menos empeño pusieron en sonar “actuales”, mejores resultados consiguieron. Da que pensar, desde luego.